jueves, 2 de julio de 2009

No se qué es él, a veces es adictivo, sobrio, iluso; otras veces moribundo, callado, oculto, traslucido, profundo...

A veces él es como un cigarrillo, mucho gusto al fumarlo pero mucho daño en el cuerpo; él es profundo, sumiso, cauteloso; furtivo en las entrañas del alma.

Es tan duro y a la vez suave, rudo pero sutil. Cuando él llega al cuerpo se dispersa como una gran enfermedad, en ocasiones tiene cura y otras no, se incrusta en los huesos, lo absorbe los poros, duele en el corazón, se siente en la mente.

Él no tiene aviso ni fecha en el calendario, no tiene año ni tiempo pensado.

Como dijo un buen amigo mio: “Él no se mueve en el mundo, el mundo se mueve por culpa de él” es tan fuerte, tan grande, tan dictatorio que es imposible salvarse de él.

Se muere y se vive con él; resalta en el cielo y apaga el sol. Él no tiene olvido ni fecha de caducidad, cada instante absorbe lo mejor de ti.

A veces el es la red cuando uno se cae al vació, es la manta cuando se tiene frió y también es el hombro donde se llora.

Simplemente el amor es amor, "ciego y mudo, sordo y bruto". Necesario y preciso; es guerra y paz, injusto y justo.

El amor es como una canción, se disfruta mientras se escucha y se siente, pero al terminarse siempre se desea tornarlo desde el principio.

Cuando el amor se acabe en el cosmo, podremos tomar con las manos el aire, dormir sin soñar, gozar sin sufrir y vivir sin existir; entoncés sólo en ese instante se habrá acabado el amor…






Y si mi vida se basa del amor, y se destroza dia a dia por amor..

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